Los hidrofluorocarbonos o HFC no agotan la capa de ozono, pero sí son gases de efecto invernadero muy potentes. En los últimos tiempos, su consumo ha aumentado de forma alarmante. La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha querido aprovechar el Día Internacional de la Protección de la Capa de Ozono para avisar sobre los efectos perniciosos de este nuevo enemigo para el escudo del planeta.
Si no se usan los HFC se beneficiaría al planeta por partida doble: se protegería la capa de ozono y se estaría luchando contra el cambio climático. Así, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) subraya que los hidrofluorocarbonos (HFC), aunque no atentan contra la ozonosfera de manera grave, provocan el efecto invernadero.

El propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha señalado en el Día Internacional de la Protección de la Capa de Ozono, que quizá habría que incluir en los acuerdos internacionales una recomendación sobre los HFC para evitar el calentamiento global.
El consumo de HFC ha ido en aumento a medida que se han utilizado para reemplazar a los HCFC, químicos antropogénicos dedicados a la refrigeración para las neveras y la fabricación de aerosoles, que sustituyeron a los ya prohibidos clorofluorocarbonos (CFC), por los que la capa de ozono casi desaparece por completo.
El Protocolo de Montreal, firmado en 1987, identifica y restringe las sustancias que reducen la capa de ozono. En la actualidad, las Partes en el Protocolo de Montreal están examinando nuevas enmiendas, incluidas propuestas encaminadas a incorporar a los hidrofluorocarbonos (HFC) en el régimen del Protocolo, en una forma que complemente los esfuerzos emprendidos al amparo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y su Protocolo de Kioto.
La tecnología que se elija para reemplazar a los HCFC será determinante para el futuro. La ONU pide a gobiernos e industrias que elijan tecnologías que eliminen los compuestos que agotan la capa de ozono, disminuyan los costos de energía y respeten el clima.
El HCFC más utilizado es casi dos mil veces más potente que el dióxido de carbono en sus efectos sobre el calentamiento de la Tierra.